COMPLEJO DE INFERIORIDAD Y SUPERIORIDAD

COMPLEJO DE INFERIORIDAD


Cuando el proceso de crecimiento se estanca, una persona puede caer víctima de un complejo de inferioridad. En este caso, la situación de sentirse menos es demasiado poderosa como para ser superada y la persona acepta un exagerado sentido de inferioridad como una precisa autodescripción. Todos los neuróticos tienen un complejo de inferioridad, de acuerdo con Adler. Aun la gente no neurótica tiene sentimientos de inferioridad; pero solamente en su forma exagerada, cuando sobrepasan los intentos de moverse hacia el sentimiento más alto y estancan el crecimiento, se dice que tienen un complejo. Este sentido exagerado de inferioridad puede resultar de discapacidades físicas, dinámica familiar o influencias de la sociedad que son abrumadoras (Stein y Edwards, 1998). 


 COMPLEJO DE SUPERIORIDAD


Algunos neuróticos reprimen sus sentimientos de inferioridad y se creen a sí mismos mejores que los demás. Este resultado es denominado complejo de superioridad. Debido a que enmascara un sentido de inferioridad, no es saludable. La gente con este complejo de superioridad se comporta de manera arrogante; exageran sus logros, los cuales pueden ser intelectuales, atléticos o emocionales, dependiendo de las fortalezas únicas del individuo. Pueden adoptar un comportamiento idiosincrásico que los separa de los demás. Adler sugiere que las aseveraciones de poderes telepáticos pudieran surgir de un complejo de superioridad. Un exagerado sentido de superioridad de alguien sobre las demás razas y nacionalidades es otra forma de complejo de superioridad.



FINALISMO DE FICTICIO

Como se describió en el capítulo 2, Freud estaba comprometido con la suposición científica del determinismo aun en el ámbito psicológico. Esta suposición llevó a una teoría que trataba a los humanos como productos pasivos de varias fuerzas, principalmente biológicas. En contraste, Adler vio a los individuos como causas en lugar de efectos. Sostenía que la personalidad es creativa. La gente toma opciones y determina su propio destino en la vida. Los factores externos presentan los retos y las opciones, pero no determinan completamente los resultados. Utilizando una frase de Adler que contiene este enfoque, la persona es un sí mismo creativo que está tratando de descubrir o crear experiencias que llevan a la realización. Para Adler, cada persona es “el artista de su propia personalidad” (Ansbacher y Ansbacher, 1956, p. 177). En su propia vida, cada persona imagina una situación mejor que la presente. Esta situación ideal es diferente para cada persona. Es una imagen de la realización de la que carece en el momento actual: un cuerpo saludable, si la persona está enferma; una fortuna, si la persona se siente restringida por la carencia de dinero; admiración, si la persona no se siente apreciada; etc. Los médicos, de acuerdo con Adler, con frecuencia están compensando algo de sus experiencias tempranas con la muerte, tratando de superarla a través de sus carreras. Otros están dirigidos por un “complejo de redentor”, tratando (no necesariamente en forma consciente) de salvar a alguien, tal vez mediante la medicina o el ministerio. A esta meta imaginaria, el estado futuro deseado, Adler la llamó finalismo ficticio del individuo. (Adler dio crédito de este término al filósofo Hans Vaihinger.) El finalismo ficticio es la imagen individual de la meta, una experiencia subjetiva en lugar de una realidad objetiva. Da la dirección al esfuerzo de un individuo. La gente por lo común no tiene una idea clara y completa del finalismo ficticio que la dirige. La meta es una “imagen borrosa”, parcialmente conocida y parcialmente desconocida. La parte desconocida de la meta constituye el inconsciente. (Obviamente es por mucho un inconsciente diferente del de Freud, el cual ponía énfasis en el pasado en lugar del futuro.) A lo largo de la vida, la dirección general del esfuerzo permanece, pero un entendimiento de la meta puede cambiar. Mientras que una persona sana modifica la meta, un neurótico puede tener tal finalismo ficticio inflexible que su comportamiento no es adaptativo. Puesto que la motivación fundamental del individuo es impulsada hacia el finalismo ficticio, una persona no puede ser entendida sin conocer su única meta. Una vez que es entendida, explica la consistencia de la lucha de la persona.



LA UNIDAD DE LA PERSONALIDAD 

Adler (1937/1982b, 1932/1988b) puso énfasis en la unidad de la personalidad. Antes de separarse de Freud, explicó esta unidad como el resultado de una “confluencia de impulsos”. Conforme su teoría evolucionó, abandonó el modelo del impulso y describió la personalidad como sostenida por el finalismo ficticio y el estilo único de vida. El énfasis en la unidad contrasta con la descripción de Freud sobre el conflicto dentro de la personalidad. De acuerdo con Freud, la unidad es la fachada creada por el mecanismo de defensa de la sobrecompensación; enmascara los conflictos profundos dentro de la personalidad. De acuerdo con Freud, Adler no entendía la importancia de la represión y el inconsciente. Simplemente, perdió el punto de la revolución psicoanalítica. Adler rechazó la idea de un conflicto entre el consciente y el inconsciente como “una división artificial... que tiene su origen en el fanatismo psicoanalítico” (Adler, 1936/1964, p. 93). Creyó que el consciente y el inconsciente trabajan juntos con más frecuencia de lo que están en conflicto (Ansbacher, 1982).








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